El embarazo es una etapa cargada de cambios físicos y psicológicos.

Muchas mujeres embarazadas cambian su estilo de vida por miedo o quizás por desinformación pensando que cualquier actividad física puede poner en riesgo el buen término de su embarazo.
La reducción de la actividad física y el reposo excesivo (no indicado por su ginecólogo) predispone a complicaciones no deseadas tales como la formación de coágulos, situación que puede poner en riesgo tanto la vida de la madre como la del feto.
El ejercicio, realizado de manera controlada, trae consigo múltiples beneficios. Una actividad física moderada disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades como Diabetes e Hipertensión arterial, evita el aumento excesivo de peso, disminuye el riesgo de tener un parto antes de tiempo, y mejora las posibilidades de tener un parto por vía vaginal; y lo mejor es que no tiene ningún impacto en el desarrollo ni en la ganancia de peso del bebé.
Entonces no hay excusas para no continuar con tu estilo de vida saludable disfrutando al máximo de tu embarazo.